Desde hace mucho tiempo el estudio universitario se ha convertido en una herramienta enriquecedora, valiosa y necesaria para nuestro desarrollo tanto personal como profesional, el cual muchas actitudes, comportamientos y sacrificios a lo largo del camino en el cual no se enfrentamos a muchas dificultades o situaciones imprevistas que nos pueden desviar de nuestro objetivo, de nuestra meta.
Alguno de los elementos provocadores de estrés es sin duda la competitividad, somos tantos los estudiantes pero no muchas las oportunidades laborales idealizando así que el propósito es ser el mejor sin embargo el rendimiento académico puede variar de acuerdo a muchos factores como la ansiedad una predisposición a pensar en resultados negativos en que no somos capaces interviene en el sueño; otros factores son determinantes para nuestro aprendizaje, como la falta de tiempo para estudiar, el ruido, los problemas personales, el lugar, la concentración
El estrés universitario se convierte entonces en un problema social que afecte las relaciones de estudiantes y educadores ya que son tantos los deberes que demos cumplir que llega un momento en que ya no nos sentimos capaces de continuar, pero recordamos que todo vale la pena y este se convierte en el impulso para continuar, claro está que los educadores son la base para lograrlo, su enseñanza estimula nuestro conocimiento.
El estrés requiere de una habilidad personal para dominar las situaciones
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